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viernes, 17 de febrero de 2012

Miguel de Unamuno y Millán Astray

En el acto intervinieron grandes intelectuales pero fue especialmente llamativo el apasionado discurso del profesor Francisco Maldonado de Guevara que se refiere al País Vasco y Cataluña como “cánceres en el cuerpo de la nación” y que el fascismo sera el sanador de España.
Unamuno no tenía previsto intervenir, pero había estado tomando notas y pide la palabra: Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia”.

nación! ¡El fascismo, remedio de
“Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Voy a ser breve. La verdad es más verdad cuando se manifiesta desnuda, libre de adornos y palabrería. Dejemos aparte el insulto personal que supone la repentina explosión de ofensas contra vascos y catalanes”.

“Yo nací en Bilbao, en medio de los bombardeos de la segunda guerra carlista. Más adelante me casé con esta ciudad de Salamanca, tan querida, pero sin olvidar jamás mi ciudad natal. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñandoos la lengua española, que no sabéis”.
Millán-Astray se mueve ostensiblemente en su asiento y empieza a decir en voz muy alta “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?“.

Y ya muy exaltado el general se pone de pie y dice:
¡Sí! ¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!
4 ¡Viva España!”. Para terminar alguien del público grita “¡Viva la muerte!“. Los falangistas presentes en la sala saludan con el brazo en alto a un retrato de Franco y entonan el cara al sol y (posiblemente) algunos carlistas dan gritos de ¡Viva Cristo Rey!.

Después se produce un gran silencio, muy tenso. Unamuno vuelve a levantarse y replica así: “Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de “¡Viva la muerte!”. Esto me suena lo mismo que “¡Muera la vida!”. Y yo, que me he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte”.

“Y otra cosa: El general Millán-Astray es un inválido5. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda”.

“Me duele pensar que el general Millán-Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido como dije, que carezca de esa superioridad del espíritu, suele sentirse aliviado viendo como aumenta el número de mutilados alrededor de él”.

Millán-Astray, irritado, grita “¡Muera la inteligencia!6 – y el gaditano Pemán, en su línea habitual, corrige: “¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!
Unamuno, que se había ido exaltando por momentos, replica de nuevo: “¡Este es el templo de la inteligencia, y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España. He dicho”.

Es fácil imaginar el revuelo que se organizó en el paraninfo, incluso se dice que algunos militares desenfundaron sus armas con intención de utilizarlas. Finalmente no se llegó a la violencia física, y Unamuno salió de la sala (entre gritos e insultos) del brazo de Carmen Polo que, según parece, le acompañó hasta su casa.

Fue prácticamente el final de su vida intelectual – y física: Desde ese momento se recluyó en su domicilio y falleció poco después.

acta de la conferencia de Berlín

S.M. el emperador de Alemania, rey de Prusia; S.M. el emperador de Austria, rey de Hungría; S.M. el rey de los belgas, S.M. el rey de Dinamarca, S.M. el rey de España; el presidente de los Estados Unidos de América, el presidente de la República Francesa, S.M. la reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, emperatriz de las Indias; S.M. el rey de Italia, S.M. el rey de los Países Bajos, S.M. el rey de Portugal, S.M. el emperador de todas las Rusias, S.M. el rey de Suecia y de Noruega, S.M. el emperador de los otomanos.
Deseando establecer [ ... ] las condiciones más favorables al desarrollo del comercio y de la civilización en determinadas regiones de África, y asegurar a todos los pueblos las ventajas de la libre navegación por los principales ríos africanos que desembocan en el océano Atlántico; deseosos, por otra parte, de prevenir los malentendidos y las disputas que pudieran suscitar en lo futuro las nuevas tomas de posesión efectuadas en las costas de África, y preocupados al mismo tiempo por los medios de aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones indígenas, han resuelto [ ... ]:

Artículo 1.° El comercio de todas las naciones gozará de una completa libertad: 1°) en todos los territorios drenados por el Congo y por sus afluentes; 2.°) en la zona marítima que se extiende sobre el océano Atlántico [ ... l; 3°) en la zona que se extiende al este de la cuenca del Congo [ ... ].

Artículo 6.° Todas las potencias que ejerzan derechos de soberanía o influencia en los mencionados territorios se comprometen a velar por la conservación de las poblaciones indígenas y por la mejora de sus condiciones morales y materiales de existencia, así como a contribuir a la supresión de la esclavitud y, sobre todo, a la trata de negros. Las potencias protegerán, sin distinción de nacionalidades y de cultos, todas las instituciones y empresas religiosas, científicas o de caridad, creadas y organizadas para estos fines o encaminadas a instruir a los indígenas y a hacerles comprender y apreciar las ventajas de la civilización. [ ... ] La libertad de conciencia y la tolerancia religiosa quedan expresamente garantizadas [ ... ].

Artículo 34.° Toda potencia que tome posesión de un territorio situado en la costa del continente africano, pero fuera de sus posesiones actuales, o que no poseyendo ninguno hasta entonces, llegase a adquirirlo, así como toda potencia que se haga cargo en aquélla de un protectorado, acompañará el acta respectiva de una notificación dirigida a las restantes potencias firmantes de la presente Acta [ ... ].
Artículo 35.° Las potencias firmantes [ ... ] reconocen la obligación de asegurar, en los territorios ocupados por ellas en la costa del continente africano, la existencia de una autoridad suficiente para hacer respetar los derechos adquiridos y, llegado el caso, la libertad de comercio y de tránsito en las condiciones en que fuese estipulada.

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno es una de las personalidades más destacadas de la literatura española del siglo XX. Nació en Bilbao en 1864 y vivió la guerra carlista. En Madrid cursa la carrera de Filosofía y Letras y después de varios fracasos, ganó en 1891 la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, donde vivó casi toda su vida. En 1901 sería elegido rector de esa Universidad.
Como consecuencia de su oposición a la dictadura del general Primo de Rivera fue desterrado y se marchó primero a Fuerteventura y luego a Francia. Tras la caída del general vuelve triunfalmente a España.
Ante las fuerzas de Franco su actitud inicial fue cambiante. Sin embargo su postura definitiva ante las fuerzas de Franco le valió ser destituido y confinado en su domicilio, donde murió el último día de 1936.





OBRAS
En toda la obras de Unamuno hemos podido ver junto a la reiteración de ciertos temas una variedad de enfoques y de modos de ejecución. En cuanto a significados y significación última podríamos dividir sus obras en cuatro grandes grupos:

  • narraciones grotescas y tragicómicas, donde Unamuno alecciona y moraliza. Presenta la precariedad y contingencia de la vida humana: Niebla
  • historias de pasión, muy románticas en esencia, pero tristes, pesimistas y desoladoras: Abel Sánchez
  • novelas de la voluntad creadora, de la imposición del querer ser o ser ultimo frente y contra el yo dado e mundo real: La tía Tula 
  • Buceos novelescos en la personalidad íntima: San Manuel Bueno, mártir.   

Paz en la Guerra

Paz en la guerra fue el primer libro de Unamuno. Publicado en 1897 nos ofrece datos sobre:
  • su modo de ver la guerra carlista,
  • la exaltación de las vidas vulgares, anónimas
  • y su estimación por las víctimas pasivas o activas de la Historia
Hay una oposición entre la fe tradicional y brotes de escepticismo. En medio de esta lucha de contrarios, surge, se crea y forma Unamuno.

Amor y Pedagogía

En 1902 publica Amor y Pedagogía. Se trata de una farsa grotesca en la que Unamuno quiere ridiculizar la pedagogía científica: mostrar lo absurdo que es racionalizar la vida. La obra se halla entre el ensayo y la novela.
En cuanto a su novela es muy esquemática y muy ruda. A través de la caricatura podemos reconocer experiencias íntimas del autor.

Una historia de amor

En 1911 publica Una historia de amor.

El Espejo de la muerte

Posteriormente, en 1913, El espejo de la muerte, una colección de 26 cuentos.

Niebla

Al año siguiente, en 1914, publica su novela más famosa, Niebla. En esta novela Unamuno se enfrenta como novelista con el problema crucial del pensador y hombre Unamuno: La inmortalidad o la mortalidad del alma individual. Es una de las obras cumbre de Unamuno, una ficción que se deriva de la obra Del Sentimiento trágico de la vida. A partir de supuestos filosóficos previos, plantea la narración, imaginada para resolver los problemas de un pensamiento contradictorio.

La Tia Tula

En 1921 publica La tía Tula, obra en la que contrapone lo real a lo aparente.

San Manuel Bueno, mártir

Seis años antes de su muerte escribió tres novelas cortas, de las que al menos tienen rango de obra maestra San Manuel Bueno, mártir. Esta novela es la más honda y representativa, a la vez que es la más perfecta estéticamente. En esta obra se acerca a los personajes con cariño y una tímida ternura, llegando a lo hondo del alma de los mismos.
Sólo destaca tres personajes: Ángela Carballino, la narradora de la historia y hermana de Lázaro, Lázaro, descreído y progresista al comienzo y ferviente feligrés de Dº Manuel después y finalmente el tercer personaje es el propio Dº Manuel, el cura del pueblo con aureola de santo.

viernes, 10 de febrero de 2012

Conferencia de Berlín de 1885

La Conferencia de Berlín, celebrada entre el 15 de Noviembre de 1884 y el 26 de Febrero de 1885 en la ciudad de Berlín fue convocada por Francia y el Reino Unido1 y organizada por el Canciller de Alemania, Otto von Bismarck, con el fin de resolver los problemas que planteaba la expansión colonial en África y resolver su repartición.
Tras la Conferencia, sólo un país africano conservó el derecho a preservar su independencia: Etiopía. El denominado Estado Libre del Congo tenía la calidad de posesión personal del rey Leopoldo II de Bélgica, mientras que Marruecos mantenía una independencia puramente nominal pues se hallaba en la práctica bajo ocupación militar de Francia y España. Liberia continuaba funcionando como un estado norteamericano en suelo africano.

Contexto

Entre 1874 y 1877 la expedición de Henry Morton Stanley, patrocinada por Leopoldo II de Bélgica, exploró la cuenca del Río Congo; este suceso determinó que prácticamente todo el territorio de África fuese conocido y cartografiado detalladamente por los europeos, con lo cual no quedaron ya zonas sin explorar en territorio africano. Como resultado, el interés de los países europeos en África aumentó considerablemente, donde el nacionalismo y el imperialismo influyeron para que diversos estados de Europa enviaran expediciones científicas y militares a territorio africano con el doble fin de conocer las posibilidades de explotación económica e instalar guarniciones y puestos comerciales que asegurarse su presencia y control efectivo antes que otros competidores.
Leopoldo II de Bélgica había formado la Asociación Internacional del Congo para explotar las riquezas de la cuenca de ese río, aunque manteniendo dicho territorio en forma de propiedad privada y sin que dicha zona se transformara aún en posesión de Bélgica. Si bien esta Sociedad controlaba la desembocadura del río Congo, Reino Unido y Portugal deseaban evitar que esta área de control se extendiese. Por su parte, Francia había logrado en 1881 tomar posesión de Túnez, y en ese mismo año una expedición francesa dirigida por Pierre de Brazza tomo posesión efectiva del Congo Occidental a orillas del Océano Atlántico. Al año siguiente el Reino Unido asumió por completo el gobierno de Egipto (que estaba sujeto al Imperio otomano sólo en teoría) y consiguió así los derechos de soberanía egipcia sobre Sudán y el norte de Somalia. En 1884 Francia aseguró su posesión de la costa de Guinea, con lo cual resultaba evidente en Europa que la carrera por África debía ser regulada.

Participantes

A la Conferencia asistieron catorce países que pueden ser divididos en dos grupos, el primero agruparía a aquellos países con interés directo en los problemas relativos al reparto de África, estaba formado por Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Francia, Imperio Alemán, Portugal, la Asociación Internacional del Congo y en menor medida los Países Bajos. El segundo grupo formado por el resto de los países participantes que no tenían grandes intereses por el continente e incluía al Imperio austrohúngaro, Bélgica, Dinamarca, Reino de Italia, España, Rusia, Suecia, Imperio Otomano y Estados Unidos. Ningún estado africano estaba representado.






Los acuerdos

El rey de Bélgica, Leopoldo II, convenció hábilmente a los gobiernos de Francia y de Alemania que para los intereses de ambos países era necesario asegurar el libre comercio en África. Portugal era un país demasiado débil para proteger un imperio africano demasiado vasto, por lo cual sugirió una conferencia internacional para solucionar posibles conflictos entre las potencias europeas. Catorce Estados fueron convocados: El Imperio Alemán, el Imperio austrohúngaro, Bélgica, Dinamarca, el Imperio otomano, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Reino de Italia, Países Bajos, Portugal, el Imperio ruso y Suecia. Los Estados Unidos no llegaron a participar efectivamente en la Conferencia, la cual fue dominada por las grandes potencias europeas que ya habían manifestado interés en África (Reino Unido, Alemania, Francia) y tenían poderío suficiente para establecerse allí.
En la Conferencia se proclamó la libre navegación marítima y fluvial por los ríos Congo y Níger, se estableció la libertad de comercio en el centro del continente africano formado por la cuenca del río Congo, se acordó la prohibición de la esclavitud, y se estableció el derecho a reclamar una porción de la costa africana sólo si dicho territorio se ocupaba efectivamente y se comunicaba de este evento a otros estados.
Un elemento importante que fue pactado en la Conferencia fue reconocer como regla de Derecho Internacional el principio de uti possidetis iure, en tanto para que un estado europeo reclame derechos de soberanía sobre un territorio africano debería de establecer previamente una real posesión sobre éste. Para acreditar esta posesión era preciso que la potencia europea reclamante hubiese suscrito un tratado con la población local y ejerciera actos efectivos de administración, o que hubiera establecido una ocupación militar permanente que bastase para asegurar su posesión, adquiriendo también el derecho a la explotación económica permanente. El objetivo era evitar que las naciones europeas reclamasen derechos sobre un territorio donde no tuviesen presencia alguna, lo cual generó una competencia desenfrenada de misiones comerciales, diplomáticas y militares enviadas por países de Europa con el fin de tomar a la brevedad la mayor cantidad posible de territorio africano.


Consecuencias

El proceso de colonización se realizó siguiendo las grandes vías fluviales, como los territorios del Níger, que fueron explorados entre los años 1788 y 1830; la cuenca del Nilo y la región de los Grandes Lagos Africanos, entre 1854 y 1859; el Zambeze, entre 1841 y 1873.
La exploración del río Congo motivó las rivalidades entre varios países, por lo que el canciller Bismarck actuó como árbitro en la Conferencia. Uno de los acuerdos fue reconocer la existencia del Estado Libre del Congo (actualmente República Democrática del Congo), bajo soberanía de la Asociación Internacional del Congo y propiedad privada del rey de los belgas Leopoldo II, y de un Congo francés, ambos con salida al mar por el Océano Atlántico.
Así, la costa mediterránea africana quedó en manos de Francia y el Reino Unido; la costa oriental se dividió entre los alemanes al sur y los británicos al norte. La costa occidental africana quedó en poder de los belgas, franceses y británicos. Los españoles se hicieron con el Sáhara Occidental, los italianos consiguieron Somalia y los portugueses extendieron o afianzaron su control sobre Angola, Cabo Verde y Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe y Mozambique, mientras los alemanes obtienen Namibia. Sin embargo, pronto estallaron conflictos entre los países europeos por la posesión de las zonas más estratégicas o más ricas, como en el caso de Túnez, Egipto y Marruecos, enfrentando a Italia con Francia, luego al Reino Unido y Francia (Incidente de Fachoda), y luego a Alemania contra británicos y franceses.
La conferencia de Berlín está considerada por numerosos historiadores como el momento culminante que dio impulso al colonialismo exacerbado, iniciado por Francia y Reino Unido en todo el mundo desde fines del siglo XIX. Mientras tanto los conflictos que se pretendían solucionar con esta conferencia no hicieron sino agravarse en forma lenta pero continua, provocando unas tensiones territoriales, políticas y económicas entre las principales potencias europeas, las que desembocarían en el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.





























emperador de los Otomanos